lunes, 24 de septiembre de 2012

La importancia de la actividad física desde la infancia

EL JUEGO Y SU IMPORTANCIA PARA EL DESARROLLO DEL NIÑO


La infancia, el juego y el juguete guardan entre sí una estrecha relación, y en el desarrollo histórico-social del hombre tienen una misma ontogénesis, de ahí que sea imposible separar unos de otros.

En un principio, cuando la horda primitiva subsistía de la recolección de los que eventualmente encontraban los hombres en su deambular nómada, los niños participaban, desde que les era posible tener una marcha independiente, en la tarea común de la subsistencia, por lo que la infancia, entendida como tal, no existía. Aún cuando progresivamente el hombre va asentándose y abandona su vida trashumante, y surge la agricultura como forma de vida que obliga al ser humano a aposentarse en lugares definidos, los niños también tenían que incorporarse al proceso productivo, y para ello se les daban instrumentos apropiadas para su tamaño para que cooperaran, en la medida de sus posibilidades físicas, al trabajo en correspondencia con sus destrezas motoras, no constituían aún juguetes, sino herramientas de trabajo a escala reducida: el cuchillo cortaba, la azada hendía, la masa golpeaba, por lo que solamente eran reproducciones a menor escala del instrumento real.







EL JUEGO COMO HERRAMIENTA                            DIDÁCTICA
Se trata de considerar al juego como posibilitador de aprendizaje y estrategia de enseñanza. Pensar al juego como instrumento didáctico, no es lo mismo que hablar de juego didáctico. En este último caso, el juego, en sí mismo, propone una serie de actividades que propiciarían aprendizajes. En el caso del juego como instrumento didáctico, se trata de reconocer al juego como otra modalidad de clase, planificada y coordinada por el maestro.

Es indispensable comenzar a analizar esta primera forma de presencia del juego en la escuela, desde los modelos pedagógicos, para poder entender desde un proyecto institucional la posibilidad de incluir el juego en la aula.

Presentaré esta reseña en forma de cuadro porque permite relacionar varios ítems al mismo tiempo. Quedará claro de este modo que cada modelo pedagógico incluye una definición de juego, generalmente implícita, acorde a su marco teórico.









                          EL JUEGO EN LA ESCUELA



El juego es un derecho de los niños y no sólo un medio para enseñar. La  escuela, como campo de enriquecimiento de las experiencias infantiles, potencia al juego en la  medida en que ofrece la posibilidad de hacerlo con otros (pares, jugadores más expertos, adultos)y  presenta objetos y materiales que amplían las posibilidades espontáneas del niño o su contexto  familiar.  
La presencia del educador/maestro promueve y sostiene los juegos de los niños, amplía sus  posibilidades y genera nuevos contextos. Se necesita volver a permitir el juego libre (simbólico,  reglado, con otros pares o adultos, con objetos ricos y que desafíen sus posibilidades naturales) más 
allá del tiempo de juego que es admitido como recreo o descanso luego de la tarea escolar. Un juego  bajo la mirada del maestro, que sostiene y andamia  y a partir del cual se generan situaciones de  interacción maestro – niños, niños – niños, que van ampliando los contextos de significado en los  que se produce el aprendizaje. Su contribución es la de facilitar la organización social, el  pensamiento y la acción dentro del escenario generado para el juego. La escuela se constituye así en  un contexto apto para realizar negociaciones y le proporciona al niño modelos y técnicas con las  que puede operar después por si mismo. 








EL JUEGO EJE FUNDAMENTAL DE LA SOCIALIZACIÓN

Este punto se refiere a las intervenciones a través del juego diseñadas para grupos escolares. Se presentan dos modalidades: intervenciones desde el gabinete psicopedagógico o los programas de intervención.

En el caso de las intervenciones diseñadas desde el gabinete psicopedagógico, surgen como respuesta a las dificultades de un grupo escolar específico, dando cuenta de un modo de entender y de accionar frente a las dificultades de un grupo en relación a su dinámica y la tarea escolar.

Los programas de juego son diseñados por fuera de una situación grupal específica, lo que los convierte en instrumentos factibles de aprovechar en instituciones diferentes, con las adaptaciones necesarias, como cualquier tipo de programa. El programa creado por Maite Garaigordobil Landazabal para niños entre 8 y 11 años, se propone como intervención dentro del marco de la escuela primaria. Este programa pretende potenciar el desarrollo integral de todos los niños, con la intención de integrar a aquellos que ya presentan dificultades en la interacción grupal. 

En cualquiera de las dos modalidades, se trata de un trabajo en dos niveles: el de la prevención primaria y el de la prevención secundaria. Si nos ubicamos en estas dos dimensiones es necesario fundamentar al juego, a través de un marco conceptual amplio –subjetividad, inteligencia, grupo- que permita comprender diversas conductas de juego, evaluación fundamental para elegir el modo de intervenir, el tipo de juegos a ser propuestos y la duración del programa. 

Para concluir, podemos afirmar que la promoción del juego en las escuelas es posible sólo a partir de una definición de juego pertinente, y dentro de un proyecto educativo institucional que incluya esta actividad. A partir del modelo pedagógico desde el cual se planifica el trabajo escolar, se podrá reconocer a cada una de las manifestaciones de juego explicadas, decidiendo cuáles serán promovidas y desarrolladas. Se trata de reconocer al juego en la cotidianidad de las escuelas y también en los modelos pedagógicos, porque sólo desde esta integración de contextos de estudio y reflexión, cada institución escolar podrá definir su posición y su práctica, acerca de una temática aún poco desarrollada.








EL JUEGO EN FAMILIA



El juego fortalece los lazos de unión entre las personas que participan, es un integrador familiar porque fomenta la comunicación, fortalece el afecto y genera un sentimiento de complicidad mutuo; todas estas ventajas pueden ser llevadas para fortalecer los lazos familiares. Cuando un niño tiene la oportunidad de poder jugar no sólo con sus hermanos sino con sus padres e inclusive abuelos, tíos y primos se genera un entorno muy rico.
Ahora que las familias se ven disminuidas y desunidas por la distancia, falta de tiempo o por descuido, centrándose en padres e hijos; aprovechar momentos de visitas o reuniones familiares y divertirse jugando puede ser una forma de inculcar ese sentimiento de pertenencia familiar que se está perdiendo; y quien sabe, hacer de las visitas más frecuentes.
Lo mejor de todo es que para jugar lo principal son las personas y los juguetes toman un segundo plano; con tan sólo una pelota se puede hacer un gran partido, con unos legos y muñecos, carritos, etc., construir una ciudad; hacer manualidades con los retazos de lana de la abuela, cocinar juntos; y para los más pequeños ejercicios de estimulación temprana; aparte de traer consigo los beneficios innatos del juego serán beneficiosos para la unión familiar.